"He podido apreciar el milagro de ese crecimiento en la caridad, en los corazones de los poseedores del Sacerdocio, y en como muchos de ustedes lo han hecho. También, en como mucho de ustedes lo han hecho fuera de la Iglesia. Me encontraba en la oficina del Presidente Gordon B. Hinckley, cuando se le aviso que tenía una llamada telefónica. Habló brevemente, y luego retomó nuestra conversación.
Pero antes se tomó un momento para explicarme, y dijo que la llamada era del Presidente de los Estados Unidos de América, que estaba sobrevolando Utah, en el Air Force One, (Avión presidencial), en su camino de regreso a Washington. El Presidente de los Estados Unidos de América había llamado al Presidente Hinckley, para agradecerle por todo lo que los poseedores del Sacerdocio habían hecho, y por la ayuda brindada, para paliar los efectos de un huracán. El Presidente de los Estados Unidos de América había dicho, que era un milagro que pudiésemos haber reunido tanta gente, tan rápidamente, para trabajar todos juntos tan bien. El elogió a nuestra gente diciendo, que nosotros sabíamos cómo hacer las cosas"
Pte. Henry B. Eyring