Los Juegos de Azar

 gordon b. hinckley

Presidente Gordon B. Hinckley
Si ustedes nunca han tomado parte en juegos de póquer o en cualquier otra forma de juegos de azar, no empiecen. Si están participando, dejen de hacerlo ya, mientras pueden.

Podemos encontrar juegos de azar por todas partes y cada vez se ven más; la gente juega póquer, apuesta en carreras de caballos o de galgos, juega ruleta y en las máquinas tragamonedas. Se reúnen para jugar en bares, en tabernas y casinos y a menudo hasta en sus propias casas. A muchos les resulta muy difícil abandonarlos; se vuelven adictivos. En muchísimos casos conduce a otros malos hábitos y a prácticas destructivas.juegosdeazareninternetthumb_20070604-tragamonedas

 

 

 

 

 

Es decir, muchos de los que juegan no disponen del dinero que el vicio demanda, privando así a esposas e hijos de su seguridad económica. El juego de póquer está llegando a ser una práctica popular en las universidades y aún en escuelas secundarias.

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El presidente Heber J. Grant aconsejó: “La Iglesia se ha opuesto y sigue oponiéndose inalterablemente a los juegos de azar de cualquier tipo. Se opone a cualquier juego de azar, ocupación o supuesto negocio que acepte dinero de una persona sin entregar a cambio el valor correspondiente. Se opone a toda práctica que tienda a... degradar o debilitar la elevada norma moral que los miembros de la Iglesia y nuestra comunidad en general han mantenido siempre” ( Messages of the First Presidency, tomo V, pág. 245).

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El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Desde el principio se nos ha aconsejado en contra de los juegos de azar de todo tipo. Ya sea que la persona gane o pierda, igual sufre deterioro y daño por obtener algo a cambio de nada, sin haber hecho esfuerzo alguno, recibiendo algo sin pagar su precio completo” (Conference Report, abril de 1975, pág. 6; o Ensign, mayo de 1975, pág. 6).

A esto agregamos las palabras del Elder Bruce R. McConkie, las cuales encontrarán en el Libro Doctrina Mormona:

JUEGO POR DINERO.

Ver APOSTASIA, NAIPES JUE­GO DE, LOTERIAS, RIFAS. Se juega por dinero en un intento de obtener algo por poco o nada; siempre están presentes elementos de suerte y azar - los cuales, tomados en conjunta for­man un sistema que no es de Dios.

El juego por dinero está en oposi­ción a la voluntad divina; es una práctica inicua y malvada, y destru­ye la sensibilidad más fina del alma.

No importa cuán revestida y disfrazada esté, y no importa cuán digna sea la razón esgrimida para juntar el dinero, apostar es moralmente inco­rrecto y todos los santos deberán evitarlo.

Clubes, organizaciones cívicas, grupos fraternales y a veces aún al­gunas iglesias alientan, apoyan, aprueban o dirigen el juego como parte de un programa para juntar fondos. Tal patrocinio no tiene po­der santificador. El juego es juego y se debe evitar, no importa dónde sea.

El azar está presente en todas las preocupaciones de la vida, pero este hecho en sí no clasifica una empresa como un juego de azar. "En casi todo lo que hagamos entra ampliamente el azar", dijo el Presidente Joseph F. Smith; "y se deberá recordar que el espíritu con que hacemos las cosas, decidirá si es que estamos apostan­do o entrando en una legítima em­presa de negocios." (Doctrina del Evangelio, pág.319)

NAIPES, JUEGOS DE.

Ver APOSTASIA, JUEGO POR DINERO. El Presidente Joseph F. Smith declaró cual es la posición de la Iglesia con respecto a los juegos de naipes: "El juego de la baraja es un placer excesivo. Es un intoxican­te y, por tanto, es como un vicio.

Generalmente va acompañado del cigarrillo y del vaso de vino, y estas cosas conducen a la sala de billares y alas casas de juego. . . Son muy pocos los que juegan frecuentemen­te a los naipes, sin que ello se con­vierta en la pasión dominante de su vida... la baraja en manos de un fiel siervo de Dios es satirizar la religión . . . los que hacen esto no son dignos de administrar las ordenanzas sa­gradas. . . los obispos tienen la res­ponsabilidad de ver que no haya co­sas malas, y es su deber encargarse de que sean abolidas... Ningún hombre que esté enviciado en los naipes debe ser llamado para obrar como maestro visitante; tales perso­1as no pueden ser buenos defensores de lo que ellos mismos no llevan a la práctica.

“Los juegos de naipes han sido la causa de demasiadas riñas, el origen le demasiados odios, el motivo de demasiados asesinatos para admitir la palabra de justificación que queda disculpar el espíritu de menti­ra y engaño que con mucha frecuencia el juego engendra en el corazón de sus aficionados. . . . Los upes son un juego de azar y por 1 razón tiene sus trampas. Alienta las mañas y sus aficionados miden éxito en la mesa de juego con su debilidad para ganar por medios es­trambóticos y ocultos. Produce un espíritu de astucia e inventa medios ocultos y secretos; y el hacer trampas­> y el jugar a los naipes son casi sinónimos. " (Doctrina del Evangelio, 321-326.) Los miembros de la Asia no deberían pertenecer a gru­pos de bridge u otros tipos de club de naipes, ni tampoco deberían ju­gar ni tener naipes en sus casas. Por Supuesto que al hablar de naipes nos referimos a las cartas usadas por los jugadores.

Los miembros que juegan a los naipes están fuera de lo que estable­cen sus líderes inspirados. No se objetan los juegos inocentes en los que no se apuesta, con otros tipos de naipes, salvo que en muchos casos es una pérdida de tiempo.

RIFAS.

Ver JUEGOS POR DINERO, LO­TERIAS. Las rifas son una forma de lotería y por lo tanto es un juego de azar. Por lo general consiste en que una cantidad de personas pague, en partes, el valor o el valor supuesto de algo y luego determinar por sor­teo quien se lo llevará. "No puede aprobarse ningún tipo de juegos de azar, adivinanzas o rifas ni ninguna diversión auspiciada por las organi­zaciones de nuestra Iglesia."

El de­seo de obtener algo de valor por na­da o muy poco, es pernicioso; y cualquier forma de proceder que fortalezca tal deseo constituye una ayuda eficaz al espíritu del juego, que para miles ha probado ser un Verdadero demonio de destrucción. Arriesgar una moneda de diez centavos con la esperanza de ganar un dólar en cualquier sorteo o lotería, es una espeque de juego de azar. No se vaya a suponer que se ha de per­mitir o pasar por alto el sorteo de ar­tículos de valor, el ofrecimiento de premios a los que acierten en los concursos de adivinanzas, el eso de máquinas de juego o de cualquier otro aparato de esa índole, porque el dinero que de esa manera se obten­ga va a usarse para un buen fin. La Iglesia no ha de ser sostenida en gra­do alguno con fondos logrados por medio del juego.

El Presidente Young dijo una y vez a la hermana Eliza R. Snow: "Diga a las hermanas que no hagan rifas. Si las madres sortean, los hijos buscarán el juego. El sorteo es juego. ". . . 'Algunos di­cen ¿qué haremos? tenemos colchas disponibles; no podemos venderlas y necesitamos fondos para nuestra tesorería, los cuales podemos levan­tar si tenemos una rifa para el bene­ficio dedos pobres.' Es preferible que las colchas se apolillen en los rope­ros que adoptar el viejo refrán: "El fin justifica los medios." como San­tos de los ULTIMOS Días no estamos en posición de sacrificar el principio moral por el beneficio económico." (Doctrina del Evangelio, pág. 319-321) contestando a la pregunta ¿Es apro­piado hacer rifas para el beneficio de los misioneros?" el Presidente Smith contestó enfáticamente, No. Enton­ces, refiriéndose a un caballo en cuestión, dio esta sugerencia . "Con­tribuya cada uno con un dólar y de­cidan los contribuyentes, por voto, a cuál varón digno, no uno de entre ellos, se ha de dar el caballo. Así no se deja al azar, es puramente una decisión y ayuda a las personas que desean comprar boletos solamente para el beneficio del misionero, a dominar la tendencia hacia el juego que exista en su naturaleza. (Doctri­na del Evangelio, pág. 319.)

LOTERIAS.

Ver JUEGO POR DINERO, RI­FAS. La lotería es una de las formas de juego más notorias. Comúnmen­te son empresas organizadas que venden chances con premios por sorteo. El hecho de que frecuente­mente las loterías están patrocina­das por organizaciones de gobierno, sociales y cívicas, y aún por algunas iglesias, simplemente nos demues­tra cuán apartadas de las verdade­ras normas del evangelio están estas organizaciones.

Hermanos, el Sacerdocio que ustedes poseen conlleva el privilegio del ministerio de ángeles y tal compañía es incompatible con cualquier participación en los juegos de azar.

El Libro de Mormón - Mp3

Enseñanzas del Profeta José Smith

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